Los Despachos.

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jueves, 27 de febrero de 2014

¿Cómo eran las costumbres de los Espartanos?

Mataban a los bebés débiles, vivían por y para la guerra y eran unos xenófobos recalcitrantes. Su actuación en las Termópilas les valió la fama eterna

11.02.14 - 19:29 - JON GARAY 


En agosto del año 480 a.C, un grupo de 300 espartanos partieron hacia las Termópilas. Sabían que iban a morir, pero no les importaba. Nada tenían que hacer frente al gigantesco ejército de Jerjes, el rey del imperio persa. Heródoto cifraba sus tropas en 1,7 millones de soldados y 1.207 barcos de guerra. No fueron tantos como escribiera el 'padre de la historia' -entre 80.000 y 250.000, calculan los historiadores- pero sí muchos más que los griegos, que sumarían unos 7.000. El resultado fue el esperado, pero ni Jerjes ni los propios griegos esperaban haber resistido como lo hicieron. Tres días en los que espartanos, ya sin el resto de los griegos salvo pequeñas excepciones, terminaron luchando literalmente con sus manos y sus dientes. Una leyenda cimentada sobre una derrota. ¿Quiénes eran estos hombres que no temían a la muerte? ¿Eran unos soldados tan fieros como los pintan?¿Cómo vivían?

Mataban a los bebés débiles. La vida del espartano estaba en peligro desde su mismo nacimiento. Los ancianos sumergían a los bebés en un baño de vino sin diluir para ver su reacción. Si no era la ‘adecuada’ o tenían alguna deformidad, eran descartados sin más miramientos. Infanticidio de Estado puro y duro. Abandonar a los pequeños por circunstancias económicas era habitual en la antigua Grecia, como lo sería en Roma, pero no matarles como se hacía en Esparta. Cierto que también había excepciones: Agesilao II llegó a ser rey durante 40 años a pesar de su cojera. 

Un único fin: la guerra. Pasado este duro trance, sus primeros siete años no diferían de los del resto de niños griegos, que eran educados en casa. Llegados a esa edad, se les separaba radicalmente de sus familias y comenzaba su educación para su único fin en la vida: la guerra. Hasta los 18 años no harían otra cosa que instruirse para ser los mejores soldados de Grecia. ‘Agogé’ se llamaba esta educación estatal instaurada por un legislador mítico, Licurgo. Entre las enseñanzas que recibían, debían aprender de memoria estos versos: “Resiste mientras miras el rostro a la muerte cruenta / y alarga tu brazo hacia el enemigo mientras lo tienes cerca”. Esto es lo que recitaban en el campo de batalla, cuando además de todo su equipo de 32 kilos llevaban su famosa capa escarlata y sus no menos célebres melenas (como curiosidad, llevaban barba, pero no bigote). Esto último los separaba, como casi todo, del resto de los hombres griegos, que solían llevar el pelo corto. En el caso de Esparta, eran las mujeres las que se rapaban tras casarse, cosa que ellos hacían sobre los 25 años y ellas al final de la adolescencia.

Obligación de aceptar un amante. Una característica llamativa de la ‘Agogé’ es que hacia los 12 años se esperaba que los aprendices aceptasen a un guerrero adulto joven como amante. “Inspirador”, se le llamaba. Un ejemplo de pederastia institucionalizada. De hecho, los espartanos tenían fama entre los griegos de una exagerada afición a la sodomía. Cuando terminaba este período, los mejores pasarían a la ‘Cripteia’, una especie de policía secreta, y posteriormente a los puestos superiores, como la guardia personal de los reyes. Los famosos 300 que acompañaron a Leónidas. Por cierto, los que estaban destinados a reinar estaban exentos de la Agoté aunque Leónidas sí la pasó porque no estaba, en principio, destinado a reinar.

Xenófobos y supersticiosos. La forma de vida y las costumbres de los espartanos extrañaban a los propios griegos. Xenófobos recalcitrantes, conseguir la ciudadanía era casi un imposible para cualquiera que no fuera espartano. Heródoto cuenta que sólo dos lo consiguieron: un adivino y su hermano. Esto lleva a otro de sus rasgos más definitorios: si los griegos eran muy supersticiosos, ellos lo eran todavía más. Hasta el punto de que dejaron de ir a la batalla de Maratón en apoyo de los atenienses por la fiesta de las Carneias en honor de Apolo. Lo mismo que sucedería en las Termópilas. Solo un año después de esta, ya sin impedimento religioso (o político, porque la ‘pereza’ por ayudar a los atenienses tenía su componente político), movilizaron a 5.000 espartiatas (espartanos de élite. Como veremos, junto a estos vivían sometidos una inmensa mayoría de esclavos llamados ilotas y unos espartanos de segunda fila, los periecos) para la batalla de Platea.

Su dominio del arte de la guerra no tenía comparación. De hecho, eran los únicos soldados profesionales de la Hélade, hecho que no deja de resultar extraño cuando la guerra fue una constante en la Grecia clásica. Atenas, sin ir más lejos, estuvo en guerra tres de cada cuatro años y no más de diez seguidos en paz durante su época de esplendor.

Secos y cortantes. Su acento también era motivo de burla. Tanto como su poca afición a las letras o a la retórica. Lo de adornar el lenguaje no iba con ellos. El estilo lacónico (de Laconia, una región del Peloponeso, donde vívían) viene precisamente de su afición a las frases secas y cortantes. Uno de los mejores ejemplos de ello se atribuye a Gorgo, la mujer -y a la vez sobrina- de Leónidas. “¿Cómo es que las espartanas sois las únicas mujeres que domináis a los hombres?”, le preguntó una ateniense sin saber lo que le esperaba. La respuesta no deja lugar a dudas: “Somos las únicas mujeres que parimos (verdaderos) hombres”.

Entre sus gustos culinarios destacaba una sopa de carne de cerdo bañada en la sangre de este animal más vinagre y sal. También eran muy austeros en su vida y apenas bebían vino -en la Grecia clásica éste se bebía muy diluido en agua, nada que ver con la actualidad-. Tan es así que obligaban a emborracharse a los ilotas para dar ejemplo a los jóvenes de lo que no debían hacer.

Las ‘privilegiadas’ espartanas. La situación de la mujer también era diferente. De hecho, era bastante mejor que la que padecían en el resto de Grecia. Recibían una educación también muy estricta, incluida una excelente preparación física. Y no realizaban las tareas domésticas, asunto de los esclavos. Tampoco amamantaban a los bebés, una tarea que les granjeó buena fama a las nodrizas ilotas. 

La mejor alimentación que recibían las hacía ser más altas que sus ‘compatriotas’ y tenían fama por su belleza. Herederas de Elena de Troya, según decían. Su papel de madres era clave en aquella sociedad tan cerrada sobre sí misma y que necesitaba de nuevos espartiatas constantemente. Ellas se encargaban incluso de insultar en público a los hombres que retrasaran demasiado su acceso al matrimonio. Incluso Aristóteles vio en su excesivo protagonismo una de las claves del declive de Esparta. 

Esclavos griegos. Los espartanos podían dedicarse exclusivamente a la guerra por una sola razón: los esclavos. Algo perfectamente aceptado en Grecia -Aristóteles afirmó que “en un Estado bien constituido, los ciudadanos no deben ocuparse de las primeras necesidades de la vida”-. Lo extraño es que esos esclavos fueran también griegos. Ilotas se llamaban y eran los pobladores que fueron sometidos a la llegada de los espartanos a la Península del Peloponeso. Se calcula su número en unos 250.000 frente a los 8.000-10.000 de los espartiatas. Tan precaria era su situación que todos los años, cuando los éforos accedían a su cargo, les declaraban la guerra. Esto permitía que pudieran ser asesinados en cualquier momento. De hecho, lo eran. Los jóvenes espartiatas que entraban en la Cripteia -una especie de policía secreta- se encargaban de vigilarlos y, en el caso de los más revoltosos, de matarlos. Ni que decir tiene que el peligro de rebelión fue una constante. No en vano, la obsesión espartana por la guerra venía dada por esta estructura social: un estado militar en permanente alerta contra la mayor parte de su población.

Actividades como el comercio o la fabricación de armas quedaban en manos de los pericos, unos 60.000, una especie de espartanos de segunda fila con muchos menos derechos que la elite y utilizados como primera fuerza de choque frente a los más que previsibles levantamientos de los ilotas. Finalmente, los espartiatas, cuyo número descendía constantemente, debieron aceptar en el ejército la presencia tanto de periecos como de los ilotas. Simplemente no eran suficientes. Por cierto, eran los ilotas quienes llevaban el equipo de 32 kilos de los hoplitas hasta la batalla.

Afrontar la muerte. “Vencer o morir” era la ley suprema de los espartanos en combate. Es lo que sucedió en las Termópilas y lo que sus compatriotas esperaban de ellos. En esta batalla, de hecho, no combatieron 300 espartiatas, sino 298. Uno no pudo hacerlo por una infección ocular; el otro, por estar en una misión diplomática. Ambos terminaron suicidándose ante la deshonra y vergüenza que les supuso en su patria.

Su forma de afrontar la muerte también les hacía especiales. No enterraban a sus muertos fuera de las ciudades, sino dentro, con la idea de compartir así su espíritu y su valor. Y nada mejor que morir en el campo de batalla. El mejor ejemplo, tras la que quizás fuese la derrota decisiva de su historia, en Leuctra, en el 371 a.C. Por entonces solo debían quedar unos 1.000 espartiatas, 400 de los cuales perecieron en ella. La reacción en la ciudad no pudo ser más espartana: los familiares de los que murieron se mostraban contentos, orgullosos, todo lo contrario que los de los supervivientes, que no querían dejarse ver. Así era Esparta.

 Los dos reyes de Esparta

miércoles, 26 de febrero de 2014

Salvemos la Mezquita de Córdoba · Por una Mezquita-Catedral de todos

Salvemos la Mezquita de Córdoba · Por una Mezquita-Catedral de todos 

 Para:

JUNTA DE ANDALUCIA

UNESCO - España

UNESCO, Directora General

Hace 30 años que la Mezquita-Catedral de Córdoba fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, no solo por su extraordinaria riqueza y complejidad sino especialmente por tratarse de un paradigma universal de concordia entre culturas.

Ante los continuados intentos de apropiación jurídica, económica y simbólica por el Obispado de Córdoba, incumpliendo gravemente los principios que inspiraron dicho reconocimiento, desde la ciudadanía pedimos la intervención de las administraciones públicas y de la Unesco con el fin de preservar del peligro que corre su declaración como Patrimonio Mundial.


SOLICITAMOS:


1.- Que deje de emplearse institucionalmente solo el término Catedral para referirse a todo el monumento.


Mezquita de Córdoba es su designación popular, universalmente conocida y la empleada por la Unesco al declararla Patrimonio Mundial en 1984. La simbólica de Mezquita-Catedral, acordada por unanimidad en pleno municipal como representante de la ciudadanía de Córdoba, define con exactitud su esencia y realidad arquitectónica.


2.- El reconocimiento jurídico de su titularidad pública.

La Mezquita-Catedral es propiedad de la ciudadanía, Bien de Interés Cultural, Monumento Nacional y Patrimonio Mundial. Cualquier acto de apropiación privada carece de valor jurídico al tratarse de un bien de dominio público.


3.- La gestión pública y transparente de la Mezquita-Catedral.

Su inmensa dimensión cultural, simbólica y patrimonial debe ser administrada por un patronato público con criterios ajustados a su universalidad, garantizando la transparencia en todos los aspectos de su gestión, incluida la económica, y la difusión histórica, artística y arquitectónica con pautas estrictamente científicas.


4.- La redacción de un Código de Buenas Prácticas.

Por consenso entre las administraciones públicas, académicas, ciudadanas y la Unesco, para evitar acciones que perjudiquen tanto a la imagen y significado del monumento, como a los intereses generales de Córdoba, Andalucía y España, al ser uno de los tres monumentos más visitados del Estado.


Por una Mezquita-Catedral de todos. Firma y difunde esta petición.

Salvemos la Mezquita de Córdoba · Por un Mezquita-Catedral de todos.


Atentamente,
 
[Tu nombre]

 

viernes, 21 de febrero de 2014

La mujer en Esparta

 
Esparta fue la nación de naciones en tanto sus ciudadanos nacían, vivían y se debían a Esparta hasta el último aliento. Así mismo ocurría, lógicamente, con sus mujeres.

apodesmo31Las tierras Lacedemonias contaban con un sistema educativo llamado Agôgê. Apenas existen datos sobre sus formas de educar, ya que eran muy recelosos con la difusión sus costumbres y poco dados a plasmar cultura, su existencia era asegurarse la supervivencia en una época donde sólo la fuerza y la inteligencia bien dirigida, podían hacerte libre
La primera lealtad de los lacedemonios, y para la mujer, era para con la comunidad, y con su Estado, incluso por encima de su familia o amigos.

Se educaba para la supervivencia, y sólo esa rigidez,  la preservación de su tradición (nomoi) les permitió desarrollar su orden social, su existencia y no solo su propia supervivencia, también de la que es hoy  la cultura en occidente,  sin ellos haber sido conscientes de su aportación. Todo sería completamente distinto de no ser por la forma de educar,  y de ser,  espartanas.

Las leyes, la forma de vida, la constitución en Esparta, fueron basadas en la palabra y obra de Licurgo. Esparta, estaba llena de vicios y entregada a placeres hasta que Licurgo llegó. Les propuso a sus ciudadanos que se dejasen de oro y de la plata, que arrojasen los paños ricos y las mesas suntuosas; que dejasen de andar en fiestas y sacrificios, que  trabajaran y que la fiesta fuera la guerra y el sacrificio: no morir por Esparta.

Licurgo no los quería hacer guerreros para agredir, o buscar la guerra, él los educó así,  para que a nadie se le  ocurriese ofenderles. Por ello los espartanos eran educados como soldados, la comunidad nacional era un ejército y las madres eran conscientes de procrear para hacer grande ese ejército.  Para su supervivencia, no solo por posibles ataques de enemigos, sino para poder someter al gran número de esclavos que poseían (un número superior al de ciudadanos libres), no podían permitirse el  lujo de ser débiles. Por ello los niños eran examinados por una comisión de ancianos en el “Lesjé” (“Pórtico”), para determinar si era un hijo digno de Esparta. La mujer asumía este hecho con naturalidad, los hijos servían a la patria, no eran vienes privados, propios, eran ciudadanos de Esparta. Así pues, sus hijos no podían ser una boca tan solo a alimentar, un ser inútil y una carga para la comunidad, debían ser dignos hijos de ellas mismas y de su tierra.

Si se le permitía la vida, el honor de ser un ciudadano de Esparta, se le asignaba uno de los 9.000 lotes de tierra disponibles para los ciudadanos, y sus padres podían entonces criarlo, pero siempre con la dureza y el fortalecimiento que un miembro de las tierras laconias debía ostentar. Ese hijo era un futuro soldado.

A los siete años, -Plutarco indicaba cinco- niños y niñas iniciaban su educación y adiestramiento físico a cargo del Estado. Carreras, saltos, manejo de las armas o lanzamiento de jabalina principalmente.

Las mujeres en edad ya adolescente, abandonaban este adiestramiento como ciudadanas de Esparta para ser educadas como madres del mejor ejército.

La formación del ciudadano espartano era obligatoria, se realizaba de forma colectiva, era pública y sólo para los hijos de los ciudadanos libres. Hombres y mujeres eran educados en el que la mayor deshonra,  era traicionar esas leyes imbuidas de una entrega abnegada hacia la comunidad y protección del orden establecido.

El  desapego a lo material era prioritario también, otro gran defecto y debilidad del espíritu humano, y por supuesto la avaricia, por eso las monedas eran de hierro, no valían ni lo que pesaban.

El cuerpo era una materia que tan solo serbia para ofrecer en el campo de batalla como digno arma de defensa de la comunidad y un medio de reproducción. No era como hoy día, objeto de mercadeo, arma usada caprichosamente, o el ego que te ciega a la naturaleza de las cosas.

Se era educado para servir a Esparta y su forma de vida, en cuerpo y alma. El no casarse daba lugar a una humillación pública, como castigo se hacía dar vueltas a una plaza. Lo vergonzoso era no dar hijos a Esparta, no el hecho de no contraer matrimonio en sí, la natalidad era una de las tareas pendientes de dicha civilización.
La mujer 

En Atenas la mujer no era perceptora de formación académica alguna, solo se le enseñaba a cocinar, coser, y cuidar niños, es decir llevar su casa. Incluso, en el reparto de la comida la mujer recibía menos porción que el varón. En la pubertad era aislada en casa de su padre o guardián varón hasta que se le desposaba y era alejada de miradas de otros hombres tras el enlace, ni siquiera podía cruzar palabra con otros varones ya que era algo deshonroso. Sin posesiones importantes  materiales, ni nada suyo, de forma oficial,  podemos afirmar que las hijas de Esparta eran tremendamente afortunadas. En Atenas solo las prostitutas fueron famosas (hetairas), profesionales del sexo de cierto reconocimiento y categoría en su oficio.

En la comunidad espartana, la mujer era activa, prominente, poderosa, de mentalidad independiente y muy habladora, de lenguaje vivaz e inteligente. Tenían posesiones propias y de derecho, incluso tierras, pero carecía de voz propia en  la Asamblea de guerreros, aunque se las ingeniaban para ser escuchadas. Existe una antología de “Dichos de mujeres espartanas” según el mismo Plutarco.

A las mujeres en Esparta se las educaba en la lectura y la escritura. Eran niñas  encaminadas a ser madres fuertes, sanas e inteligentes, aptas para engendrar hijos perfectos para el gran pueblo espartano. Igualmente se insistía en ellas en lo referente al ejercicio físico, y el dominio de las debilidades del corazón, o lo que es lo mismo, dominación sistemática de los sentimientos personales individuales a favor del bien común, del bien de Esparta y su supervivencia como élite y forma de vida. Eran también educadas para administrar, y organizar el hogar y la misma comunidad en tiempos de guerra y ausencia de los varones.

 “Dícese, por tanto, que en primer lugar eran desenvueltas y varoniles, aun con los mismos hombres, y en casa mandaban con todo imperio; y que además en los negocios públicos daban dictamen con desembarazo, aun en los de mayor importancia. 

(Plutarco, Vidas paralelas, Tomo I)

Edgar-Degas.-Jóvenes-espartanas

Edgar Degas, Jóvenes espartanas desafiando a sus compañeros , c. 1860

La mujer podía exhibirse desnuda ante los hombres, el hombre no podía ser débil ante la exhibición del cuerpo desnudo de una mujer, de dar señal de “debilidad” era también humillado públicamente en la plaza, se dice que la lengua de la mujer espartana, para ridiculizar a los varones serviles ante las necesidades sexuales animales,  eran motivo para que algunos marcharan de la ciudad por la vergüenza extrema a la que eran sometidos por ellas. La mujer no permitía hombres débiles en su comunidad, eso suponía poner en riesgo su forma de vida.

Algo dicho por una mujer espartana (Gorgo, hija y esposa de reyes espartanos) y que es muy conocido,  es la contestación que dio ante la pregunta que una mujer no espartana le hizo: ¿por qué eran las únicas mujeres que dominaban a los hombres? Ella contestó: “¡Porque somos las únicas que parimos (verdaderos) hombres!”

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Ellas luchaban en las competiciones desnudas, normalmente untadas en aceite totalmente, se ejercitaban al igual que el varón sin traje alguno, su forma física era inmejorable para dar a su pueblo la mejor casta guerrera posible.

Pasaban horas bailando en la noche como forma de adoración a sus dioses y diosas. Su fama de libertinas e impúdicas venia dada por la cerrazón mental del resto de Grecia y culturas exógenas a lo Heleno igualmente. El cuerpo de la mujer espartana, era digno de admirar, la obesidad del resto de mujeres, sobre todo en la holgazana vida que se llevaba en Grecia, era más que evidente, al igual que muchos  hombres fuera de la atlética Esparta.

Se les llamaba “exhibidoras de muslos” (6) porque simplemente podían enseñarlos, y debían, ya que  para facilitar sus movimientos gimnásticos y deberes deportivos un sayo de cuello a pies,  hubiera imposibilitado el correcto movimiento de sus  miembros.
Bronce espartano de Dodona, ca. 550
Bronce de procedencia espartana, ca. 550 a.C. Muchacha que corre, “enseñando los muslos”
Su forma de atraer a un hombre no era la habitual, ¡ni mucho menos! Las espartanas se lucían ante los hombres lanzando la jabalina, el disco y la lucha incluso con varones, igualmente desnudas y en público, claro.
La destreza en los deportes de las mujeres lacedemonias quedó demostrada por ejemplo  en Cinisca (hermana de Agelisao II) siendo la primera mujer que ganara una corona en los Juegos Olímpicos en una carrera de cuadrigas -de cuatro caballos-.

Liberadas de cualquier tarea casera, ya que las realizaban los esclavos, ellas solo se dedicaba a ser madres, la madre de guerreros igualmente guerrera y deseosa de tener hijos que murieran en el campo de batalla para gloria y honra de su sangre, vertida por Esparta. Competir por ello no era raro, renegar de un hijo cobarde era lo normal, la cobardía era volver con vida de una batalla perdida, “O con tu escudo o sobre él” era la frase que se lanzaba al marido o al hijo que acudía a la guerra. Los que huían, dejaban tirado su escudo -porque era tremendamente pesado e imposible correr con él-, si volvías sin él, habías desertado, y si morías en el campo de batalla tus compañeros te transportaban sobre tu escudo hasta tu amada tierra.

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La belleza de las mujeres era también extremadamente comentada, recordemos a Helena, que no era de Troya, era Helena de Esparta.

Se casaban con quien deseasen hacerlo, en torno a los 20 años hacían su elección (en el resto de Grecia se hacía a los 12 ó 13 años).

 “Con aquella condescendencia de Licurgo para con las doncellas guardaba conformidad lo relativo a los esponsales, casándolas ya crecidas y robustas, para que de una parte la unión hecha, cuando ya la naturaleza la echaba menos, fuese principio de cariño y amor, y no de odio y de miedo que contra la naturaleza las violentase; y de otra los cuerpos tuviesen bastante vigor para llevar el preñado y los dolores; como que el matrimonio no tenía otro objeto que la procreación de los hijos; mas los Romanos casábanlas de doce años.”
(Plutarco, Vidas paralelas, Tomo I)

El varón elegido, hacía que las raptaba,  mantenían relaciones sexuales, y luego estos encuentros seguían siendo mantenidos, aun viviendo cada uno en casa de sus respectivos padres. Encuentros sexuales secretos, breves y siempre en completa oscuridad (evitar la lujuria), se podía ser padre sin haber visto jamás a la madre del hijo a la luz del día. Podías  tener amantes siempre que fueran más aptos como engendradores que el marido oficial, lo importante era dar los mejores hijos. Y los respectivos amantes –tanto del hombre como la mujer- podían vivir en la misma casa.

Los coros de niñas competidoras dieron nacimiento a un nuevo género de poesía griega, el partheneion o canto de doncella.

Pero la Andreía, palabra que designaba el Valor, la fortaleza, significaba literalmente hombría, por lo tanto del hombre. Tucídides llamaba “maestra severa” o “maestra de violencia” a la guerra, y solo ella era del hombre y el  único lugar donde se podía dar muestra del que ésta les exigía.

La única “muerte hermosa” era la que se ganaba cayendo combatiendo con honor en una batalla, y se moría sin buscar un reconocimiento, o una posterior glorificación. Bastaba con haber preservado de un mal  a tu comunidad, a tu pueblo, tu cultura, tu libertad, la de Esparta.

La gloria de la “muerte hermosa” podía recaer en una mujer sólo en el caso de morir en el parto, en ese caso se valoraba como una muerte en el campo de batalla y se daba el mismo reconocimiento público.

Lógicamente eran politeístas, las divinidades femeninas eran muy importantes, sobre todo Atenea que era patrona de la ciudad y poseía su propio santuario, una acrópolis en Esparta que se llamaba la Atenea, en el siglo VI tuvo el añadido de “la Atenea de la casa de latón”.

Muy reducidamente, podemos decir que así era Esparta y su pueblo, su nomoi (tradición) y tratando en concreto a la mujer. Evidentemente fueron mucho más, apreciando, aun desconociendo, todo lo que el paso de los siglos escondió en horas pasadas e historiadores que, con o sin intención, dejan de ser fieles a la historia.

Olvidar su grandeza y aportación de Esparta por el que hoy lee, sería ser injustos o no ser un digno hijo de Europa

Carmen Martín
Miembro de Círculo Atenea
***

Fuentes consultadas:
1-Termópilas, La batalla que cambió el mundo. Paul Cartledge
2-Los espartanos, Una historia épica. Paul Cartledge
3-Libro undécimo, Biblioteca histórica, Diodoro de Sicilia
4-Libro séptimo, Biblioteca clásica, Herodoto.
5-Vidas paralelas, Tomo I, Plutarco.
6-Así mismo Íbico las denominaba: destapapiernas; o  Eurípides, que  las llamaban andrómanas.

domingo, 9 de febrero de 2014

Atenienses y Spartanas, vasallaje o ciudadanas, algunas diferencias.


El sistema social espartano, que estaba focalizado en la excelencia militar, les permitía a las mujeres un nivel de libertad y responsabilidad sin igual en el mundo clásico, como explica Malcolm Jack, historiador de la Universidad de Edimburgo y periodista, en la página web sobre historia Heritage-key.com.

Siendo ellas las que traían al mundo a los espartanos, eran vitales en la circulación de soldados para un ejército que iba constantemente a la guerra. Aparte, con tantos hombres luchando en el frente de batalla, ellas eran las que se encargaban del mantenimiento de las casas y las ciudades.

Sin embargo, las mujeres espartanas eran objeto de rituales y demandas brutales, en una sociedad que podría ser cruel. Su obligación gloriosa en la vida era ayudar a esta ciudad de machos a conseguir el estatus de poder militar en Grecia, o morir en el intento. El único amor y la única familia que conocían era Esparta.


1. Ellas eran ciudadanas de Esparta


Este es un factor crucial en el empoderamiento de las mujeres de Esparta. Ellas eran consideradas espartanas, es decir, eran ciudadanas de ese estado. Ellas podían tener tierras, formar riqueza, y recibían educación.


2. Podían vestir audazmente


No eran tan reveladoras como las mujeres en la película 300, pero las espartanas sí mostraban más que otras griegas. Hasta los muslos. Hay que recordar que en esta sociedad se esperaba que tanto hombres y mujeres tuvieran cuerpos atléticos y estuvieran orgullosos de mostrarlos. Los espartanos creían que de una mujer fuerte, salía un hijo fuerte. Eso sí, el cabello largo estaba prohibido.


3. Tenían que renunciar a sus hijos cuando eran pequeños


Por más que fuera un honor para una mujer tener un hijo de Esparta, era una difícil carga emocional. Ellos mataban a los bebés que no fueran lo suficientemente fuertes, para mejorar a la especie. Los niños eran separados de sus madres a los 7 años para empezar su entrenamiento como soldados.


4. La primera mujer en ganar una medalla de oro en las olimpiadas fue una espartana


En las Olimpiadas modernas, todos los deportes tienen una categoría para hombres y otra para mujeres, en las antiguas no era así. En las Olimpiadas originales, los juegos eran exclusivamente para hombres. Los espartanos, que a diferencia de los atenienses y otros griegos, se enorgullecían del poder físico de sus mujeres, cambiaron esto. La princesa espartana Cinisca se convirtió en la primera mujer en ganar en las olimpiadas no solo una, sino dos veces, cuando compitió en la carrera de carros con cuatro caballos en el 396 y el 392 a.C.


5. Ellas esperaban que sus hijos triunfen o mueran en batalla


Según Plutarco, las mujeres espartanas le decían a sus hijos, cuando iban a batalla, que regresaran “con su escudo o sobre él”. Eso significa, o con el escudo en mano, vivo y triunfante, o cargado sobre este, muerto. El historiador, ensayista y biógrafo también afirmó que las mujeres espartanas podían matar a sus hijos si demostraban cobardía, y celebraban su muerte si ocurría en el campo de batalla.


6. El honor más alto para las espartanas era morir dando a luz


Había una sola forma en el que los hombres de Esparta podrían tener su nombre grabado en su lápida: si morían en batalla. La muerte equivalente para las mujeres era cumpliendo su deber divino con Esparta: dando a luz. Solo las mujeres que hubiesen fallecido de esta forma tendrían sus nombres en sus lápidas, esto permitiría que la gente las recuerde y pasen a la inmortalidad.


7. Competían por tener más hijos


No era como en la Unión Soviética, donde las mujeres con más de 10 hijos recibían una medalla, pero Esparta también tenía una forma de celebrar a las mujeres más fértiles. Si una espartana tenía mínimo 3 hijos, recibía privilegios y estatus especiales, similares a los de los soldados veteranos que han triunfado en varias batallas.


8. Tenían sexo en secreto


Los espartanos no eran tímidos o conservadores con el sexo. Por el contrario, se animaba a los hombres a tener relaciones sexuales entre ellos o con muchachos más jóvenes, como una forma de fortalecer los lazos entre ellos. Pero el sexo con mujeres era considerado exclusivamente para procrear.


Este era objeto de todo tipo de extrañas reglas y rituales, una de las cuales era que todos los enlaces entre marido y mujer tenían que ser llevados a cabo en secreto. Ya que el contacto sería limitado, el deseo sexual se vería reforzado y tendría mayor potencia, lo que resultaría en descendencia sana.


9. Eran grandes dueñas de tierras


Como se mencionó antes, las espartanas eran ciudadanas, lo que les permitía tener sus propias tierras. Y lo hicieron a gran escala. Se cree que en algún momento de la historia, un tercio de las tierras espartanas le pertenecían a las mujeres.


Cada espartano recibía un pedazo de tierra, cuando completaban su servicio militar. Cuando muriese, la tierra era pasada a su heredero masculino y, si no había uno, a una heredera. La propiedad era compartida en el matrimonio, así las mujeres también podían heredar de sus esposos. Las tierras eran suyas, podían mantenerlas, sacar provecho económico de ellas, incluso si estaban divorciados.


10. ¿Las mujeres espartanas causaron el declive de Esparta?


El filósofo griego Aristóteles creía que un factor que contribuyó en la decadencia de Esparta (alrededor de finales del siglo cuarto antes de Cristo) fue que los maridos espartanos eran muy dominados por sus esposas. Él alegó que la habilidad de las mujeres de Esparta de adquirir riqueza y tierra, junto con el hecho de que vivían “en toda clase de intemperancia y lujo", mientras que la población masculina disminuía, causó trastornos en un ciudad-estado que necesitaba la disciplina militar para sobrevivir.


 Agurtzane :)  Un muxu handi bat Spartana.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Comunicado de Prensa (Español/Ingles): "España debe confiar en su democracia y actuar en favor de las víctimas" - Experto de la ONU en justicia transicional / "Spain should trust its democracy and work for victims' rights" - UN expert on transitional justice





“España debe confiar en su democracia y actuar en favor de las víctimas” – Experto de la ONU en justicia transicional


MADRID / GINEBRA (5 de febrero de 2014) –El experto independiente en justicia transicional de Naciones Unidas Pablo de Greiff* exhortó a las autoridades de España a “confiar en sus instituciones y en su democracia y a no posponer las medidas en favor de la justicia, la verdad y la reparación de las víctimas de violaciones a los derechos humanos cometidas durante la Guerra Civil y la dictadura franquista”.

“España es una democracia madura y la fortaleza de sus instituciones permite afirmar que ahora el país no enfrenta ningún tipo de riesgo de quiebre institucional. Esto en sí mismo es una garantía de no-repetición,” dijo el Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición designado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.  

Al cierre de su visita oficial, el Sr. de Greiff recalcó que “la reconciliación genuina pasa por la implementación de estas cuatro medidas: verdad, justicia, reparación y garantías de no-repetición”, que representan los cuatro pilares de su mandato.

“Es clave que el Estado encuentre las vías para permitir el acceso de las víctimas a la justicia”, indicó el experto en derechos humanos, al reiterarlas recomendaciones formuladas en materia de justicia por otros organismos de la ONU, incluida la anulación de la Ley de Amnistía.

“En la práctica”, enfatizó el Relator, “la Ley de Amnistía, la prescripción de los delitos, la no retroactividad de la ley, la presunción de muerte de los acusados, son argumentos utilizados para archivar los casos, sin permitir el avance de las investigaciones”.

El Sr. de Greiff destacó el valor esencial de la investigación para el ejercicio del derecho a la verdad: “El Estado debe promover una mayor conciencia acerca de la obligación de asegurar tanto los derechos que los imputados siempre merecen, como los derechos que también amparan a las víctimas”, dijo.

En materia de verdad, el Relator expresó preocupación sobre la fragmentación de la información existente, recolectada en mayor parte gracias a los esfuerzos de los historiadores, investigadores y las propias víctimas y familiares. En tal sentido, recomendó la creación de un mecanismo para ‘oficializar’ la verdad, “que coordine los esfuerzos y centralice la información sobre todas las víctimas, independientemente de su bando o afiliación política o aquélla de los perpetradores”.

El experto instó tanto a las instituciones del Estado como a la sociedad civil a centrar el debate en una noción de derechos que va más allá de las consideraciones político partidistas.

La política de la transición en España se ha centrado en el aspecto de la reparación. No obstante, una de las mayores reivindicaciones de las víctimas y sus familiares consiste en la adopción de programas que incluyan categorías de víctimas de violaciones a los derechos humanos no cubiertas por los programas existentes, además de la anulación de sentencias de todos los tribunales creados durante la Guerra Civil y el franquismo.

“El impacto de la Guerra Civil y del franquismo sobre las mujeres es también un elemento que debe considerarse como una de las prioridades”, dijo el Relator Especial.

Durante su visita oficial a España, el Sr. de Greiff se reunió con una gran variedad de representantes del ejecutivo, del legislativo y del judicial, con Defensorías del Pueblo e instituciones de memoria histórica, así como con representantes de la sociedad civil, incluyendo víctimas, familiares, asociaciones y académicos, tanto a nivel central, como en las Comunidades Autónomas de Andalucía, Cataluña y Galicia.

El Relator visitó varios sitios de memoria, entre ellos el Valle de los Caídos, el cementerio de Paracuellos de Jarama, el llamado Canal de los Presos (Canal del Bajo Guadalquivir) y los restos del campo de concentración Los Merinales cerca de Sevilla, así como el mausoleo construido sobre la fosa común del cementerio de Cazalla de la Sierra. También visitó el Fossar de la Pedrera y el Castillo del Montjuic en Barcelona y la Isla de San Simón en Galicia.

El Relator Especial presentará un informe final sobre su visita oficial a España al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en septiembre de 2014.

(*) Lea la declaración completa del Relator al cierre de su visita a España: http://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=14216&LangID=S

FIN

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU nombró Pablo de Greiff como el primer Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición en marzo de 2012. El Relator Especial es independiente de cualquier gobierno y sirve en su capacidad privada.

Pablo de Greiff, experto en derechos humanos colombiano, ha sido Director de Investigaciones del Centro Internacional para la Justicia Transicional desde 2001. Ha trabajado con diferentes entidades de justicia de transición en el mundo y ha prestado asesoramiento a numerosos gobiernos e instituciones multilaterales. También ha colaborado con varias organizaciones no gubernamentales que trabajan con las víctimas en distintos países. El Sr. de Greiff ha publicado ampliamente sobre las cuestiones relacionadas con su mandato e impartido clases en universidades prominentes. Para más información visite (en inglés):http://www.ohchr.org/EN/Issues/TruthJusticeReparation/Pages/Index.aspx

ONU Derechos Humanos – España: http://www.ohchr.org/SP/Countries/ENACARegion/Pages/ESIndex.aspx

Para más información y solicitudes de prensa, favor ponerse en contacto con Victoria Kuhn (+41 22 917 9278 / vkuhn@ohchr.org) o Julia Raue (+41 22 917 9278 / jraue@ohchr.org

Para solicitudes de prensa sobre otros expertos independientes de la ONU:
Xabier Celaya, ONU Derechos Humanos – Unidad de Medios: + 41 22 917 9383 / xcelaya@ohchr.org

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Vea el Índice Universal de los Derechos Humanos: http://uhri.ohchr.org/es/

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NEWS RELEASE

“Spain should trust its democracy and work for victims’ rights” – UN expert on transitional justice

MADRID / GENEVA (5 February 2014) – The UN international expert on transitional justice, Pablo de Greiff* urged the authorities to “trust their institutions and their democracy and not to postpone measures for justice, truth and reparation for the victims of human rights violations committed during the Civil War and the Franco dictatorship”.

“Spain is a mature democracy and the strength of its institutions allows asserting that today the country does not face any risk of institutional breakdown. This is by itself a guarantee of non-recurrence,” said the Special Rapporteur on the promotion of truth, justice, reparation and guarantees of non-recurrence appointed by the UN Human Rights Council.
 
Concluding his official visit to Spain, Mr de Greiff highlighted that “genuine reconciliation requires the implementation of these four measures: truth, justice, reparation and guarantees of non-recurrence,” that represent the four pillars of his mandate.

“It is essential that the State finds ways to provide access to justice for the victims,” the human rights expert said, reiterating recommendations made by other UN bodies on matters of justice, including the withdrawal of the Amnesty Law.

“In practice,” the Rapporteur pointed-out, “the Amnesty Law, the prescription of the crimes, the non-retroactivity of the law, the presumption of the death of the perpetrators, are arguments used to file the cases, without investigation.”

Mr de Greiff emphasized the fundamental value of the investigation for the realization of the right to truth. “The State must promote greater awareness on the obligation to protect the rights that the alleged perpetrators hold, as well as the victims’ rights,” he said.

In relation to truth, the Rapporteur expressed concern about the fragmentation of existing information, mainly gathered thanks to the efforts of historians, investigators and the victims and their relatives.

In that regard, he recommended the establishment of a mechanism to ‘officialise’ the truth, “to coordinate efforts and centralize information about all the victims, regardless of the side or political affiliation of the victims or the perpetrators.” The Rapporteur urged both State institutions and civil society to focus the debate on the notion of rights, beyond political considerations.

Transitional policies in Spain have focused on the element of reparation. However, one of the main demands of the victims and their relatives relates to the adoption of programmes which include categories of victims of human rights violations that are not covered by existing programmes, in addition to the annulment of the sentences pronounced by courts created during the Civil War and the Franco dictatorship.

“The impact of the conflict and the dictatorship on women is also an element that should be considered as a priority,” the Rapporteur said.

During his official visit to Spain, Mr de Greiff met with a large variety of representatives of the executive branch, the legislative and the judiciary, with Ombudspersons and institutions of historic memory, as well as representatives of the civil society, including victims, relatives, organisations and academics, both at central level, and in the Autonomous Communities of Andalucía, Cataluña and Galicia.
 
The Rapporteur visited several memory sites, including the Valle de los Caídos, the cemetery of Paracuellos de Jarama, the so-called Canal of the Prisoners (Canal of Bajo Guadalquivir) and the remaining of the concentration camp of Los Merinales, close to Seville, and the mausoleum built on a mass grave in Cazalla de la Sierra. He also visited the mass grave of the Fossar de la Pedrera and the Montjuic Castle in Barcelona, as well as the Island of San Simón in Galicia.

The Special Rapporteur will present his final report on his visit to the Human Rights Council in September 2014.

(*) Read the full statement of the Rapporteur concluding his official visit to Spain: http://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=14216&LangID=S

ENDS

Pablo de Greiff (Colombia) was appointed by the UN Human Rights Council as the Special Rapporteur on the promotion of truth, justice, reparation and guarantees of non-recurrence. He is independent from any government and serves in his individual capacity. Mr. de Greiff has extensive professional and academic expertise on transitional justice issues, including on the four measures under this mandate (truth, justice, reparations and guarantees of non-recurrence). Learn more, log on to: http://www.ohchr.org/EN/Issues/TruthJusticeReparation/Pages/Index.aspx

UN Human Rights, country page – Spain: http://www.ohchr.org/EN/Countries/ENACARegion/Pages/ESIndex.aspx
       
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