No hay mal que por bien no venga, dice el refrán. Tenemos que aprovechar esta derrota para repensar y reformar el Partido desde sus cimientos.
Desde la transición, nos hemos dedicado más a inventar estrategias para conquistar el poder que a defender, a fortalecer nuestra ideología y nuestros valores, aclarar lo que nos identifica, lo que hace que nuestra foto sea nítida a los ojos de nuestros militantes y electores (electores que hemos tratado más como consumidores que como ciudadanos conscientes y responsables).
Hemos puesto el carro delante de los bueyes.
Antes de elgir líder, definámonos claramente y sin eufemismos, sin ambigüedad.
- ¿Somos de izquierdas?
- ¿Aceptamos que el capitalismo, los mercados dirijan nuestras vidas o luchamos contra ellos y queremos controlarlos y fijarles sus límites?
- ¿Defendemos un grupo social frente a otro que lo explota y esclaviza? Antaño se llamó lucha de clases pero se puede formular con algun eufemismo más moderno.
- ¿Disminuir impuestos es de izquierdas?
- ¿Somos republicanos o monárquicos?
- ¿Defendemos un estado laico?
- ¿Daremos marcha atrás respecto a ciertas privatizaciones y volveremos a hacer públicos ciertos sectores esenciales?
- ¿Modificaremos la ley electoral para hacerla más justa?
- ¿Podemos garantizar al que nos vote que le diremos la verdad, que lo que le prometemos somos capaces de cumplirlo?
- ¿Tolerancia cero con la corrupción?
- El partido es una herramienta: ¿Para trabajar por un mundo más justo, para avanzar hacia más igualdad y libertad? O ¿para proporcionar un sillón y un sueldo confortables a unos cuantos de los nuestros?
- ¿Estamos dispuestos a modificar algunos puntos de los estatutos del partido?
- ¿Reforzar el papel de las agrupaciones desde donde tienen que partir las ideas y los debates que desembocarán en el nuevo proyecto?
- Desde las agrupaciones tenemos que convocar y organizar en nuestros barrios actos culturales o lúdicos, conferencias, etc..tener iniciativas que hagan decir a los vecinos “mira, eso lo ha organizado el PSOE, y eso otro también”, tenemos que ser más visibles.
- ¿Voto directo (sin delegación de voto) de todos los afiliados para decidir del proyecto, para elegir los candidatos y el Secretario General?
- Cuando gobernamos, el Partido no puede dejar de existir (ultimamente practicamente había desaparecido) y debe de pronunciarse sobre las decisiones del gobierno. Tal vez sería bueno que el Presidente del Gobierno dejase entonces de ser Secretario general del Partido.
- Para abreviar, ¿Conseguiremos credibilidad para presentarnos como gente de fiar?
De Jubilado Moratalaz
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