Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 26 de agosto de 2013.
Este artículo señala el
desencanto que han despertado las políticas económicas del Presidente
Obama, que, según el autor, eran predecibles.
Una de las transformaciones más
significativas de la cultura política y mediática de nuestro tiempo ha
sido la personalización de la política, incluyendo la política
económica. Así, la elección del Presidente Obama se vio en amplios
círculos de opinión mundial como un cambio enorme en EEUU, que auguraba
transformaciones muy positivas en la política exterior y doméstica del
país. Se creía que el Presidente Obama “cambiaría el mundo”, incluyendo
también EEUU. La lectura de los editoriales de la prensa en el momento
de su elección confirma esta observación. Una persona nos iba a salvar. Y
se habló incluso del nuevo Presidente Roosevelt, el Presidente más
popular que haya existido en la historia de EEUU, que fundó el estado
del bienestar de aquel país, con el establecimiento de la Seguridad
Social.
Hoy, sin embargo, existe un gran
desencanto de las fuerzas progresistas con el Presidente Obama. Muy
pocas de las expectativas creadas en el momento de su elección se han
realizado, lo cual se atribuye frecuentemente a fallas de su
personalidad. En realidad, el desencanto era previsible pues el encanto
estaba basado en una lectura de la realidad estadounidense profundamente
equivocada. Los personajes políticos en EEUU son figuras visibles (que
adquieren gran proyección mediática) afines a los intereses financieros y
económicos que les han financiado y que configuran en gran medida sus
políticas. Y el Presidente Obama no ha sido una excepción. Ha sido una
figura moldeada por el capital financiero estadounidense, basado en Wall
Street. Los indicadores de ello son contundentes. El último es el apoyo
que la Casa Blanca está dando a Larry Summers para el puesto de
Presidente del Banco Central Estadounidense, el Federal Reserve Board
(FRB); Summers es también el candidato de Wall Street, el centro
financiero de EEUU, y es uno de los personajes más despreciados por las
fuerzas progresistas, dentro y fuera del Partido Demócrata.
Summers encarna al hombre formado en las
universidades consideradas más prestigiosas de EEUU, formado para
dirigir al país, comulgando sin ningún atisbo de duda o crítica con los
dogmas económicos y políticos que configuran la sabiduría convencional
de EEUU. En realidad, en su discurso económico, muestra un claro
dogmatismo, además de una sorprendente ignorancia cuando uno va más allá
de los cuatro dogmas que alimentan esta sabiduría económica
convencional. Es, se mire como se mire, un producto claro del
establishment estadounidense. Es una persona fiel servidor del capital
financiero, por lo cual ha conseguido amplios beneficios.
Discípulo de Robert Rubin, el banquero
por antonomasia de Wall Street (una de las figuras más poderosas e
influyentes en Washington y principal asesor económico del Presidente
Clinton), jugó un papel clave en deshacerse de la Ley Glass-Steagall
cuando, como Ministro de Economía y Hacienda (Treasury Secretary) de la
Administración Clinton, desreguló los mercados financieros, habiendo
sido esta desregulación una de las causas del desastre financiero.
Cuando fue Presidente de la Harvard University se distinguió por su
discriminación frente a las escasas izquierdas existentes en aquel
centro universitario y a las mujeres. Llegó a decir que las mujeres no
estaban en lugares de prominencia científica porque no tenían una mente
preparada para ese tipo de trabajo. Estas declaraciones forzaron su
renuncia. Antes había dicho que los residuos nucleares deberían
depositarse en África pues la corta esperanza de vida existente en aquel
continente hacía a sus habitantes menos vulnerables a estar expuestos a
los residuos.
En los primeros años de la
Administración Obama se opuso a la expansión del estímulo económico.
Desde que dejó el cargo público, ha estado ganando una gran cantidad de
dinero en la banca y muy en especial en los hedge funds como D.E. Shaw
& Co. La lista de bancos a los cuales ha estado asesorando y dando
consejo (J.P. Morgan, Citigroup, Merrill Lynch y Goldman Sachs, todos
ellos receptores de fondos de rescate públicos) es abrumadora. Con este
historial, su nombramiento al frente del FRB sería ya la máxima
expresión de la interconexión de la Administración Obama con Wall
Street.
No sé si ocurrirá. Espero que no. Hay
hoy una movilización en contra de este nombramiento, dentro y fuera del
Partido Demócrata, que intenta pararlo. Lo cual me lleva al punto con el
que inicié el artículo. Aunque los grandes personajes mediáticos son
los que aparecen en los medios, los que en realidad configuran en gran
medida lo que ocurre (y lo que los personajes hacen o dejan de hacer),
no son solo los grupos económicos y financieros que financian las
campañas electorales de tales personajes sino también las movilizaciones
populares que batallan en contra de la manipulación del poder por parte
de estos intereses económicos y financieros. El hecho de que el
Presidente Roosevelt hiciera lo que hizo se debió a las grandes
movilizaciones populares que le empujaron a desarrollar las políticas
del New Deal que han beneficiado enormemente al pueblo estadounidense.
Son estas movilizaciones de miles y millones de personas anónimas las
que también pueden configurar el comportamiento de los grandes
personajes.
Esta observación es de gran relevancia
también para España. Sin movilizaciones en las bases del mayor partido
de las izquierdas en España, PSOE, no habrán cambios en aquel partido,
cuyo equipo económico y personajes afines (tal como el Comisario Europeo
Joaquín Almunia), están estancados en el neoliberalismo promovido por
el capital financiero. Este énfasis en esperar siempre la llegada del
gran “salvador” (sea el nombre que sea) se basa en la lectura errónea de
lo que pasa en realidad. Y esto ocurre tanto en EEUU como en España.
Sin movilizaciones populares no habrá cambios en estas políticas ni en
el gobierno ni en el mayor partido de la oposición. Así de claro.
Última observación
Cuando acabo de escribir este artículo,
veo el discurso económico que ha hecho el Presidente Obama en el que se
refiere a Amazon como ejemplo de empresa que otras deberían seguir,
mostrando claramente su desconocimiento de lo que está ocurriendo con
esta transnacional estadounidense, en EEUU y en Alemania. En EEUU Amazon
(que acaba de comprar el Washington Post) está entre las empresas que
desatienden más las condiciones de trabajo de sus empleados, habiendo
sido fuente de conflictos. Este comportamiento ha creado también una
gran conflictividad laboral en Alemania, donde su actitud antisindical
ha chocado con los fuertes sindicatos alemanes, que han forzado cambios
en sus comportamientos empresariales en Alemania (ver en Bussiness
Section. The New York Times. 5 de agosto de 2013 p. 1 y 3). No descarto
que el Presidente Obama no conozca estos conflictos pues el poder aísla
mucho a los que lo disfrutan. Rodeados de grandes banqueros y hombres de
negocios, las personas poderosas no conocen la realidad cotidiana de
sus ciudadanos, interpretando el mundo a través de los primeros
ignorando a los segundos. Y es lo que le ha estado pasando al Presidente
Obama. Y es lo que está pasando con muchos de nuestros gobernantes (y
aspirantes a gobernantes) en España también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario