Los Despachos.

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sábado, 8 de diciembre de 2012

Coma pan de verdad


El pan que se consume en la actualidad no tiene nada que ver
con el valor nutricional del que fue el símbolo del alimento por
excelencia. La porquería que se consume bajo el sinónimo de pan es una
combinación artificial de sustancias químicas que solamente son útiles
para los que venden el pan pero que dañan al que lo consume.

Todos hemos oído decir que en la antigüedad se sobrevivia a veces con
pan y cebolla, mas quien pretendiese tal cosa en la actualidad sería
un suicida. Junto con el germen y el salvado, el pan pierde casi todas
sus proteínas, grasas, vitaminas y minerales. El pan que se ingiere en la
actualidad es un engrudo de almidón que NO NUTRE SINO QUE NOS
SOBRECARGA DE CALORIAS VACIAS Y CONDUCE A LA OBESIDAD Y LA
DESMINERALIZACION.

¿Quién no sabe que el pan blanco produce estreñimiento? Lo que no
todo el mundo sabe es que además está directamente implicado en otras
muchas enfermedades entre las cuales podemos citar:

Obesidad

Cáncer de colon

Desmineralización (osteoporosis, artrosis, etc. )

Hemorroides

Colesterol

Diverticulosis

Entre otras afecciones. Todas ellas tienen por denominador común el verse
favorecidas por una dieta baja en fibra y la falta de las vitaminas y
minerales del trigo entero, especialmente la E y el complejo B.

Cuando uno oye hablar de las enormes ventajas de consumir pan
integral puede caer en la tentación de preguntarse ¿qué tiene de malo
el pan blanco? La respuesta es ¡todo! El pan es conocido desde antes
de que apareciese nuestra civilización. El hombre molía el trigo entre
piedras para obtener primeramente la harina. Esos granos molidos eran
mezclados con levadura (algo que está vivo, y no algo “químico”), sal y
agua para formar una masa que se dejaba fermentar hasta que “subía”
como resultado del dióxido de carbono que se produce por acción de la
levadura. A continuación se horneaba para formar el pan. Esto es pan.
El engrudo almidonado que compramos en las modernas panaderías o en
bolsas de plástico no es verdadero pan, y éticamente hablando es una
atrocidad llamar pan a algo que nutre tan poco y causa tantos
problemas.

Un grano de trigo está compuesto por tres partes: el germen de trigo
donde está todo el verdadero valor nutritivo, el salvado y el
endosperma. Si uno quiere realmente nutrirse debe consumir las tres
partes del grano en la proporción que la naturaleza los combinó.
Desgraciadamente, no existe ninguna relación directa entre la
inteligencia y la avaricia de los molineros y fabricantes de pan.
¿Se ha preguntado alguna vez por qué se refina la harina? Básicamente
el trigo es refinado para garantizar una mayor duración, puesto que el
grano íntegro contiene grasas y es susceptible de enranciamiento. Para
evitar el deterioro de los granos se prescinde de las partes
susceptibles de deterioración, pero no por ello menos nutritivas. El
resultado final es un polvo blanco que no se enrancia pero tampoco
nutre. Sólo son calorías vacías, es decir, carentes de proteínas,
aceite, vitaminas y minerales. La mayor parte de los seres humanos no
se han dado cuenta de este detalle, pero otros minúsculos seres sí lo
hacen…

A los insectos les gusta comerse el salvado, porque su instinto les
dice que es bueno para ellos, a los insectos también les gusta comerse
el germen de trigo porque les nutre y les hace sanos y fuertes. Pero
cabe preguntarse por qué los insectos no se comen la harina blanca…
Sencillamente, porque no hay suficiente valor nutritivo en una tonelada
de harina blanca para mantener vivo a un pequeño insecto. Una dieta
basada en pan hecho con harina blanca que no puede mantener vivos ni a
los insectos ni a los animales durante las pruebas de laboratorio,
evidentemente tampoco puede mantener con salud a nuestros hijos.

El pan blanco y los falsos panes integrales (elaborados con harina
blanca y algo de salvado, levadura artificial y productos químicos, son
igual de nocivos, sin importar la marca famosa o no), contienen varias
de las siguientes sustancias químicas: yeso blanco, monoglicéridos y
diglicéridos, estearoil-2-lactilato de sodio, azodicarbonamida, ácido
tartárico, diacetilo, glicol propileno, musgo de Irlanda, harina de
arroz, almidón de papa, soya molida (residuos de la extracción del
aceite), dióxido de cloro, harina de pescado, harina de huesos,
lactato, de calcio, fosfato de amonio, bromato de calcio,
azodicarbonamida, polisorbato 60 y, por supuesto, mucha sal…
¿Cree que todo esto se añade pensando en su salud? Hay que ser muy
tonto para creer tal cosa. El yeso blanco, llamado sulfato de calcio,
no es añadido para quitar las grietas de su estómago, sino para que
sea más fácil amasar hornadas de masa de 250 kg en máquinas gigantescas.
La lista de venenos continúa. ¿Había pensado alguna vez que las
levaduras químicas que han sustituído a la levadura natural viva están
compuestas de cosas tan sospechosas como el bromato de potasio,
ALUMINIO, cloruro de amonio, tartrato, cloruro de amilasa, etc. ?
¿Sabía que el blanqueador usado para purificar las harinas, DIÓXIDO DE
CLORO, puede matar la flora intestinal y es utilizado también en los
detergentes? Todo el mundo busca que el pan esté “fresco”, sin saber
que para lograrlo los industriales le añaden otra sustancia tóxica:
etileno. Desde luego usted no leera el nombre de esta porquería en la
etiqueta sino a los sumo “emulsificante”.

También está el glicol propileno. Esta sustancia mantiene el color
del pan, para que no se decolore mientras espera a que usted lo compre.
El glicol propileno tiene otro uso: como anticongelante. Se ha
comprobado en animales que produce una terrible depresión.

Los panes envasados y que han de permanecer mucho tiempo en una
estantería sin llenarse de moho (es decir, sin permitir que se
desarrolle la vida) están tratados con numerosos ingredientes para
matar bacterias. Uno de los más usuales es el propionato que tiene la
particularidad de destruír las enzimas que permiten al organismo
asimilar el calcio. Otro compuesto químico utilizado para “mejorar” la
apariencia del pan aunque haya sido elaborado con harinas de muy baja
calidad es el persulfato, un compuesto químico usado también para
niquelar metales, y que tiene la curiosa propiedad de destruir las
pocas vitaminas que pueden quedar en el pan y de convertir el calcio
en cal no asimilable por el organismo humano.

Quizás haya oído hablar del pan “enriquecido”. Créame, se trata tan
sólo de otra tomadura de pelo; al pan blanco se le quitan más de 22
nutrientes al refinarlo y se le añaden 4 ó 5 en forma de vitaminas y
minerales inorgánicos, pero nada de esto hace que se parezca al
verdadero pan y sigue sin hacer ningún bien al cuerpo y sí mucho de
malo.

La única solución al problema del pan es comer pan de verdad.

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