Los Despachos.

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viernes, 19 de abril de 2013

Los bancos, el euro: lecciones del presidente Islandés


Pascal Riché Rue 69 Usted ha evocado con François Hollande las enseñanzas de la recuperación islandesa. ¿Cuáles son?

Si la compara con lo que está ocurriendo en otros países de Europa, la experiencia exitosa de Islandia es claramente distinta en dos aspectos fundamentales: El primero es que nosotros no hemos seguido las políticas ortodoxas que se han impuesto desde hace 30 años en Europa y en el mundo occidental. Hemos dejado que los bancos quiebren, no los hemos rescatado, los tratamos como a las demás empresas. Hemos instaurado controles sobre los cambios. Hemos intentado proteger el Estado del bienestar rechazando aplicar la austeridad de forma brutal.


La segunda gran diferencia es que enseguida tomamos conciencia de que esta crisis no solo es económica y financiera. También es una profunda crisis política, democrática e incluso jurídica. Por lo tanto emprendimos reformas políticas, reformas democráticas e incluso reformas jurídicas (un fiscal especial, dotado de un equipo, se ha encargado de investigar las responsabilidades de la crisis). Lo que ha permitido a la nación afrontar el reto de una forma amplia, más global que la simple ejecución de políticas financieras o presupuestarias. 


Islandia tiene 320.000 habitantes. ¿Esas políticas son exportables a países más grandes, como Francia?


En primer lugar siempre dudo de hacer recomendaciones concretas a otros países, ya que ¡A mí me han dado muchas malas recomendaciones! Lo que puedo hacer es simplemente describir lo que ha hecho Islandia y que cada uno saque sus propias enseñanzas. Pero está claro que muchas de las elecciones que hemos hecho nosotros también se pueden hacer en otros países. Por ejemplo evitar una austeridad (1) muy estricta.


Sin embargo usted también ha seguido una política de austeridad bastante dura… Por supuesto. Pero uno de los ejes de las políticas ortodoxas es el recorte agresivo de los gastos sociales. Nosotros no lo hemos hecho. Hemos protegido los hogares más modestos. El enfoque general de la crisis –política y jurídica- también se puede seguir en los demás países como en Islandia. La medida que no se puede aplicar en Francia y en otros países de la Eurozona es, obviamente, la devaluación de la moneda.


¿El hecho de no rescatar a los bancos fue realmente una elección? ¿Es posible dejar que se hundan los grandes bancos europeos?


Nuestros bancos eran importantes. Suponían diez veces el tamaño de nuestra economía. No digo que el tamaño no importe. Pero si quiere hablar en términos de tamaño plantéese lo siguiente, ¿Portugal es un país grande o pequeño? ¿Grecia es un país grande o pequeño? ¿Podíamos hacer otra cosa que dejar que se hundieran nuestros bancos? Es un debate abierto. Pero en cualquier caso fue una elección. Eran bancos privados, ¿por qué las empresas del sector bancario deberían tener un tratamiento diferente que las empresas privadas de otros sectores como la tecnología, internet o las compañías aéreas? Éstas también son imprescindibles en nuestras sociedades, pero dejamos que se hundan. Incluso las compañías aéreas. ¿Por qué hay que tratar a los bancos como si fueran sagrados? La respuesta habitual es que la quiebra bancaria conllevaría otras quiebras y hundiría el sistema financiero, existe un «riesgo sistémico»


Ese es el argumento de entrada. Pero mire lo que pasó en Islandia con el asunto «Icesave». El gobierno británico y el gobierno holandés, apoyados por la Unión Europea, querían que el contribuyente islandés reembolsara las deudas de ese banco privado en vez de dejar la responsabilidad al síndico liquidador. Entonces me encontré frente a una elección, ¿había que someter la cuestión a referéndum? Un ejército de expertos y autoridades financieras me dijeron: si deja que la gente se exprese aislará financieramente a Islandia durante decenios. El escenario catastrófico no acabará nunca… Me hallaba en medio de una elección fundamental entre los intereses financieros por un lado y la voluntad democrática del pueblo por otro. Y me dije: la parte más importante de nuestras sociedades –y se lo digo a mis amigos europeos- no son los mercados financieros. Es la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho. Cuando nos encontramos frente a una cris profunda, sea la crisis islandesa o la crisis europea, ¿por qué no dejamos que el elemento más importante de nuestras sociedades marque el camino a seguir? Es lo que hice. Hemos organizado dos referéndums. Desde el primer trimestre después del referéndum la economía se reinició. Y desde entonces sigue la recuperación. Ahora tenemos un 3% de crecimiento, uno de los más altos de Europa, y un 5% de desempleo, una de las tasas más bajas. Todas las predicciones de entonces de una quiebra del sistema han resultado falsas. El epílogo tuvo lugar el mes pasado: el tribunal del AELE nos dio la razón. No solamente nuestra decisión fue justa y democrática sino que además tenía fundamento jurídico. Mis amigos europeos deberían reflexionar sobre todo esto con la mente abierta: ¿Por qué se equivocaron, tanto desde el punto de vista político como desde el económico y el jurídico? El interés de este cuestionamiento es más importante para ellos que para nosotros, ya que ellos continúan luchando contra la crisis y además se aplican a sí mismos algunos de los principios y argumentos que utilizaron contra nosotros. Por lo tanto el servicio que puede brindar Islandia es el de una especie de laboratorio que ayude a los demás países a revisar las políticas ortodoxas que están siguiendo. Yo no voy a decir a Francia, Grecia, España, Portugal o Italia lo que tienen que hacer. Pero la enseñanza de los últimos cuatro años en Islandia es que las predicciones apocalípticas, asestadas como certezas absolutas, estaban totalmente equivocadas.


Islandia se ha convertido en un modelo, una fuente de esperanza para todo un sector de la opinión, especialmente en la izquierda anticapitalista, ¿le agrada?
Es un error mirar nuestra experiencia desde ese viejo punto de vista de lectura política. En Islandia los partidos de derecha y los de izquierda fueron unánimes sobre la necesidad de proteger el sistema social. Nadie, ni en la derecha ni en el centro, defendió lo que podríamos denominar «políticas de derechas». Es la vía nórdica… Sí, es la vía nórdica. Y si miramos lo que ha ocurrido en los países nórdicos en los últimos 25 años, todos han sufrido crisis bancarias: Noruega, Finlandia, Suecia, Dinamarca y finalmente Islandia, donde siempre vamos con un tiempo de retraso. Lo interesante es que todos nuestros países se recuperan con relativa rapidez. ... Puedo decirle que durante las primeras semanas de 2009, cuando me despertaba, no me daba miedo el hecho de no recuperar el camino del crecimiento, sino que estuviéramos viviendo el hundimiento de nuestra comunidad política estable, sólida y democrática. Pero hemos tenido la suerte de poder responder a todas las exigencias de los manifestantes: el gobierno cayó, se organizaron elecciones, despedimos a los directivos del Banco Central y a la autoridad de la supervisión bancaria, pusimos en marcha una comisión especial para investigar las responsabilidades, etc. La devaluación ha ayudado a la reiniciación de Islandia.


¿La idea de unirse algún día al euro se ha descartado para siempre? La corona fue una parte del problema que condujo a la crisis financiera, pero también una parte de la solución. La devaluación ha vuelto los sectores exportadores (pesca, energía, tecnología) más competitivos, así como el turismo, por supuesto. …Hay una cosa de la que todavía no han tomado plena conciencia los países de la Europa continental. Los países del norte de Europa -Groenlandia, Islandia, Gran Bretaña, Noruega, Dinamarca, Suecia…- no adoptaron el euro, a excepción de Finlandia. Ninguno de esos países se unió al euro. Y comparativamente esos países han ido mejor económicamente durante los años posteriores a la crisis de 2008 que los países de la Eurozona, excepto Alemania. Por lo tanto en la actualidad es difícil sostener que la adhesión al euro es una condición imprescindible del éxito económico. Por mi parte no veo ningún argumento nuevo que justifique la adhesión de Islandia al euro.


Eliminada la banca, ¿dónde encontrarán empleo los jóvenes islandeses con estudios superiores?


Los bancos, tanto en Islandia como en otros lugares, se convirtieron en empresas muy tecnológicas que empleaban a muchos ingenieros, informáticos, matemáticos. Desviaron los talentos de los sectores innovadores como las altas tecnologías o las tecnologías de la información. Después de la caída de los bancos, esos talentos volvieron al mercado laboral. En seis meses todos encontraron trabajo…, las empresas tecnológicas o de diseño se han desarrollado muy rápidamente desde hace tres años. Se han creado cientos de empresas. Me siento satisfecho al comprobar que las jóvenes generaciones han respondido a la crisis de forma muy creativa. La moraleja de esta historia es que si quieres que tu economía sea competitiva en el sector de las tecnologías innovadoras, el hecho de tener un gran sector bancario es una mala noticia, incluso aunque sea competente.


Notas: (1) La austeridad «justa». El gobierno procedió a recortes presupuestarios preservando la sanidad, la educación y la asistencia social. El país asumió un impuesto progresivo sobre la renta –antes solo había una tasa- y un impuesto sobre el patrimonio. Se duplicó el impuesto sobre la plusvalía. Entre 2007 y 2011 los impuestos pagados por el 10% más rico pasaron del 17% al 31% de sus ingresos.


(2) La Constitución 2.0. Una asamblea de 25 ciudadanos ha redactado un texto apoyándose en las sugerencias de los internautas. Su trabajo se ha aprobado en referéndum. Pero para que se pueda adoptar una revisión constitucional ésta debe votarse antes y después de una elección legislativa.



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