Los Despachos.

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martes, 17 de abril de 2012

Un Café, no dos tazas, "diria mi abuela"

Comentarios a las declaraciones del Secretario de Estado de Administraciones Públicas, Sr. Antonio Beteta en relación con “el cafelito” y “el periódico” de los empleados públicos y privados.

Resulta realmente preocupante el espíritu mostrado por este secretario de estado al referirse a que ya nada volvería a ser igual para los empleados públicos y privados. “Que se olviden de tomar el cafelito y leer el periódico”, sentenciaba en unas polémicas declaraciones el pasado viernes.

¡Qué fácil es echar mano de tópicos estúpidos para descalificar el trabajo y la profesionalidad de los trabajadores del sector público! Ese sector público que incluye servicios como la sanidad, la educación, la atención a la dependencia, la administración, las fuerzas de seguridad del estado, la justicia,… que hasta ahora son de todos y para todos.

El motivo, o más bien, la excusa, es la grave crisis que nos afecta.

A los empleados públicos se nos reduce el salario un 5% sin ningún problema, se nos sube las retenciones en el IRPF sin problema, y se nos congela el salario a la vez que se nos aumenta la jornada laboral para los próximos años. El pretexto más socorrido es que los empleados públicos tenemos empleo fijo y por tanto deben de demostrar su solidaridad con el resto de la sociedad y aceptar de buen grado todos los recortes económicos y de derechos que a los políticos de turno se les vayan ocurriendo. La última reforma laboral nos incluye ahora también como objeto de despido en función de sus recortados planes económicos.

Durante los últimos años los políticos del Partido Popular pedían votos con el argumento de que la crisis era culpa de los socialistas. Porque ellos, los salvadores, tenían “un plan”, y que cuando gobernasen ya veríamos lo que sería una gestión adecuada del Estado. Y aquí están, ya han llegado. Dicen que para quedarse. Y como prueba de este nuevo modo de gestionar el Estado ya vemos hacia donde apuntan. No apuntan a los cargos, o altos funcionarios de elección digital, con salarios que ellos mismos deciden, y con los que engordan los déficits de la Administración Pública. Tampoco apuntan a controlar los desproporcionados ingresos de los miembros de los Consejos de Administración de Bancos, Cajas de ahorro o grandes empresas. Nada de eso. Se apunta a los trabajadores encargados de que el Estado funcione adecuadamente empleando para ello toda su energía y profesionalidad. Se apunta a los empleados públicos…..y se dispara.

Ya lo saben, nosotros los empleados públicos, vamos a sacar a España de esta crisis renunciando a derechos como la media hora reglamentaria para el desayuno, tiempo en el que nos puede incluso asaltar la tentación de hojear el periódico.

Esta mañana, durante el café (o el cafelito), hablábamos sobre cuántas huelgas generales necesitará este gobierno para darse cuenta de que con la destrucción de los derechos de los trabajadores, no sólo no se aumentará la productividad, ni se creará empleo sino que se agravará aún más, tanto la crisis como la indignación de toda la sociedad.

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