La sentencia de Matas y su palacio en Palma; el Bigotes y sus empresas fantasmas. Las comisiones del viaje a Valencia del papa Benedicto y la suerte de Fabra que con la lotería va de listo. Los viajes del defensor del pueblo catalán, desde las Bermudas, pasando por México, hasta llegar a Canadá. Los asuntos del presidente de la Diputación de Castellón o las provocaciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, todos dando lecciones morales desde el atril.
Las estafas piramidales, las indemnizaciones millonarias y los falsos apuntes contables. La banca y las cajas llenas de gente innombrable. Los aeropuertos sin aviones, los museos de la nada, los tranvías sin vías y el AVE a Toledo sin pasajeros. Los culpables en sus cargos y las arcas a cero. Las ayudas de Bruselas para arrancar los olivos y las subvenciones millonarias para mantener terratenientes; el Gobierno negociando una nueva PAC y el campo que no da para vivir decentemente.
El paro, las colas, las eternas ventanillas, el subsidio que se acaba y la negativa a la dación en pago; mientras sube la gasolina, el gas y el butano. El informe Pisa, el ministro Wert, el plante de los rectores y la amenaza de los recortes. Adiós Bolonia, menos becas Erasmus y cómo investigar rebajando costes. Los impuestos: la renta, el IBI, el IAE, el de tracción mecánica, el de carruajes, el del vado, el de basura, el de patrimonio y el de transmisión. Y ahora el incremento del IVA, al que le van a dar otro subidón.
Para los ricos las fundaciones, las SICAV, las amnistías fiscales, las comisiones por recalificaciones y los pelotazos. Para los demás el pago en su fecha, el fraccionamiento, los recargos anuales, las comisiones por transferencia, por sacar dinero del cajero y por traspaso… La luz que sube y la pensión que baja, el salario cada día más mínimo y la edad de jubilación al alza. El copago sanitario y los recortes educativos, mientras siguen los gastos inútiles en las instituciones y crece la desafección hacia los partidos.
Y venga chocolate para el loro y venga cargos públicos con tarjeta oro. Y los inmigrantes sin sanidad, mientras muchos ya se van. Y los coches oficiales con cristales tintados, con sus escoltas, asesores, comunicadores, cargos de confianza, todos colocados. Los códigos deontológicos que nadie cumple y los pactos contra el transfuguismo que son de mentira; mientras siguen en sus puestos los imputados y condenados, que ya son la tira. La desaparición de la ética y el engaño de la estética.
Por favor, que nos rescaten. Pero que nos rescaten también de todo esto. Que nos rescaten de Dívar y de UrdangarIn; de los sobres y del maletín; del Sálvame y de la Belén; de los trajes y de los ropajes; de donde dije digo, digo Diego y de los recortes que nos provocan tanto desasosiego; de la injusticia de la Justicia; de tantos líderes mundiales que no parecen estar en sus cabales; de los eufemismos y de los nacionalismos. Que nos rescaten de esta impresentable danza que nos roba la esperanza. Por favor, que nos rescaten también de esto. Que nos rescaten ya.
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